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domingo, 8 de agosto de 2010

Escudo de monseñor Fermín Lafitte



Hoy se cumplen 51 años de la muerte de monseñor  Fermín Lafitte,  quien siendo Arzobispo de Córdoba fue designado en 1956 por el papa  Pío XII como Administrador Apostólico "Sede Plena" de la Arquidiócesis de Buenos Aires, cuyo  Arzobispo era el cardenal Copello. En 1958 el mismo Pontífice  trasladó a Lafitte a la Arquidiócesis de Buenos Aires, como Arzobispo Coadjutor  con derecho a sucesión, con retención del cargo de Administrador Apostólico. El 26 de mayo de 1959 el papa Juan XXIII designó al cardenal Copello al frente de la Cancillería Apostólica, con lo cual la Arquidiócesis de Buenos Aires quedó vacante y Mons. Lafitte pasó automáticamente a ser Arzobispo de Buenos Aires, pero murió repentinamente menos de tres meses después, en un día tal como hoy, 8 de agosto.

Sus restos reposan en la Catedral Metropolitana. En la lápida figuran sus armas:  un escudo partido, que hipotéticamente podemos describir así: 1° podemos suponer  que es de azur con un ancla superada de una estrella, todo de plata; 2° podemos suponer que es de plata con una especie de columna de cuya parte superior brota fuego y la palabra DEO. Cruz arzobispal acolada en palo y capelo arzobispal timbrando el escudo.




No es difícil inferir ciertos simbolismos. El ancla representa habitualmente la virtud cardinal de la esperanza, la estrella suele representar a la Virgen María. El cuartel siniestro es más difícil de interpretar. Quizás se refiera a la "columna de fuego" que guiaba a los israelitas en el Éxodo: "El Señor iba al frente de ellos, de día en una columna de nube, para guiarlos por el camino; y de noche en una columna de fuego, para iluminarlos, de manera que pudieran avanzar de día y de noche. La columna de nube no se apartaba del pueblo durante el día, ni la columna de fuego durante la noche" (Éx 13, 21-22).

2 comentarios:

  1. La interpretación del cuartel siniestro, que es de plata, no contiene una columna sino un ara sacrificial, de la cual brotan llamas en color natural. Sobre las llamas la palabra DEO, que constituye el dativo singular de DEUS_DEI. El significado es el sacrificio ofrecido A DIOS o PARA DIOS, símbolo de la víctima consumada por la Redención. Si bien el fuego es símbolo de los sacrificios antiguos, éste simboliza, y preanuncia, el Sacrificio de Nuestro Señor, que hecho obediente hasta la muerte, se entrega al Padre como víctima de suave fragancia, satisfaciendo la debida justicia al Padre.

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