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jueves, 1 de septiembre de 2016

"El Escudo Nacional"

Publicamos hoy una nota titulada El Escudo Nacional, de Daniel Brión, quien fue Catedrático de Número del Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano “Manuel Dorrego”. La nota fue publicada en el sitio del Instituto y nosotros tomamos conocimiento de ella a fines de diciembre de 2015, pocos días antes de la disolución de la entidad.

La reproducimos aquí por entender que puede ser del interés de los lectores, incluso aunque puedan no compartirse algunas de las afirmaciones del autor; también hemos evaluado que, tras la disolución del Instituto Dorrego, esa nota quizás podía desaparecer de la Red: aquí la hemos conservado. La nota encuentra un antecedente en un artículo del mismo autor que puede leerse aquí.

Transcribimos la nota con numerosas correcciones gramaticales y de forma -ya que el artículo tenía gruesos errores de esa naturaleza, que en algunos párrafos lo hacían incomprensible- y aunque quisimos ilustrarla con la imagen que la acompañaba originalmente en el sitio del Instituto Nacional de Revisionismo Histórico, por algún motivo esa imagen desapareció; las demás imágenes las agregamos nosotros. Los enlaces  a los sitios de Sebastián Guerrini (autor de la versión en uso durante los años del gobierno kirchnerista) y del señor Van Meegroot (fuerte crítico del cambio de la imagen del Escudo Nacional durante ese tiempo) también la hemos añadido nosotros.




El Escudo Nacional

Daniel Brión


Introducción

Resulta más que evidente pensar que los escudos fueron utilizados desde los primeros tiempos de la humanidad, por el hecho de que el hombre los usó de muy diversos materiales, formas y tamaños para protegerse de los ataques de sus adversarios. Solían dibujar en ellos emblemas que, además de tener significados mágicos o religiosos, servían para el reconocimiento de amigos o enemigos, y para agruparse en torno al jefe y seguirlo en el combate.

Pero hasta el siglo X, las armas o armerías fueron solamente signos o emblemas de carácter personal y arbitrario. El estudio de tales manifestaciones, y otras posteriores de la misma índole, no corresponde a la Heráldica sino a la Simbología [1], disciplina que, modernamente, encara el estudio de los símbolos. Recién a partir del siglo X, con la difusión de las justas y torneos que tuvieron su origen en Alemania y se extendieron rápidamente en el resto de Europa, los escudos (escudos de armas) comenzaron a ser señales de honor y nobleza, que pasando de padres a hijos representaban un linaje; sus usos, métodos y normas se regularizaron y perfeccionaron en los tres siglos siguientes, especialmente cuando se hizo efectiva la autoridad real sobre los señores, con lo cual el monarca –en definitiva adquirió el derecho exclusivo para su otorgamiento. Fue con motivo de las Cruzadas (1096-1291) que esta disciplina, la de la Heráldica [2], tuvo singular desarrollo, ya que se transformó en arte práctica por la necesidad de poner orden en el maremágnum de escudos de armas que proliferaron a raíz de tales conflictos.

Los primeros grandes esfuerzos por sistematizar las leyes y las reglas de la Heráldica pueden ser encontrados aproximadamente en el siglo XI y se denominan Armoriales [3].

Las dos primeras obras que constituyen verdaderos tratados heráldicos se deben al jurisconsulto Bartolomé de Sassoferrato, de Perusa (+ 1536), autor del 'Tractatus de Insignis et Armis', y al Presbítero Juan Rothe, de Turingia, autor del 'Ritterspiegel', que lo elaboró entre los años 1380 y 1400.

Comenzó a decaer como arte práctica en el siglo XVII y, a partir del XVIII, dio un paso mucho más importante aún: comenzó a funcionar como una herramienta auxiliar de la Historia resultando importantísima como fuente para las investigaciones. En este sentido, los conocimientos que la Heráldica proporciona permiten identificar los restos hallados bajo una losa sepulcral o al personaje anónimo de un retrato; determinar el origen de una moneda, o precisar la cancillería que emitió un determinado documento; conocer quién fue el propietario original de un inmueble o de algún objeto, si en ellos están reproducidos escudos de armas, lo que es de capital importancia no sólo para los historiadores, sino también para museólogos, anticuarios y coleccionistas.

Desde principios del siglo XX ha experimentado un extraordinario renacimiento y, aún conservando su carácter de ciencia auxiliar, ha vuelto a ser un arte práctica, no tanto como heráldica nobiliaria o de familia, sino en lo alusivo a naciones, provincias, ciudades, universidades, instituciones, etc.

Considerada la Heráldica como ciencia, como arte o como disciplina auxiliar, su importancia se manifiesta inexorable y le asegura vida propia, ya que sirve a intereses más elevados y generales que la simple satisfacción del orgullo familiar o personal.

El Escudo Nacional Argentino

La aparición histórica de nuestro Escudo Nacional, como tal, no tiene fecha cierta, pero podemos afirmar que la Asamblea Constituyente del año 1813 encomendó al diputado por San Luis, Agustín Donado, para que realice un sello oficial destinado a legitimar las resoluciones de la Asamblea, en reemplazo del utilizado durante el gobierno virreinal.

Hasta que se instaló la Asamblea General Constituyente el 31 de enero de 1813, no existía un sello para legalizar los actos gubernamentales, pues venían utilizándose los sellos de las armas reales que se estampaban en los documentos durante el Virreinato. Ante tal necesidad, la Asamblea comenzó a utilizar un sello propio, inspirado en un modelo que compuso en 1812 el peruano Antonio Isidro de Castro por disposición de Bernardino Rivadavia y que le había sido presentado al Primer Triunvirato.

No hay ley ni decreto que establezca su uso; el mismo se utilizó por primera vez el 22 de febrero de 1813, al estampárselo con lacre en dos cartas de ciudadanía expedidas por la Asamblea, con las firmas del presidente del cuerpo, General Carlos María de Alvear y el secretario, Don Hipólito Vieytes.

Se estima que su orla ostentaba la leyenda "En Unión y Libertad"; la existencia de la misma es avalada por el decreto del 12 de marzo de 1813, con el que la Asamblea General ordena al Supremo Poder Ejecutivo el uso del mismo sello, con la única diferencia de que la inscripción del círculo sea la de "Supremo Poder Ejecutivo de las Provincias Unidas del Río de la Plata".

En el Archivo General de la Nación se guarda el decreto del 12 de marzo de 1813 firmado por Hipólito Vieytes y Tomás Antonio Valle, secretario y presidente respectivamente de la Asamblea.

El Escudo Nacional surgió de este sello; podríamos afirmar que pasó a revestir la investidura de símbolo de nacionalidad, cuando el General Belgrano lo hizo estampar en el estandarte bendecido en Jujuy el 25 de mayo de 1812, y que luego fue depositado en el Cabildo de dicha ciudad. A pesar de la ausencia de sanción legislativa, el hecho de que Manuel Belgrano lo usara como símbolo central del gallardete de las tropas emancipadoras consagró el emblema, siendo adoptado por pueblos y gobiernos como símbolo de la nacionalidad argentina.

Su forma definitiva quedó fijada en 1900 por Estanislao S. Zeballos [4], en esos momentos Ministro de Estado; tras algunas modificaciones un tanto caprichosas en el diseño del escudo, finalmente fue sancionado el diseño actual el 24 de abril de 1944 mediante decreto ley Nº 10.302 del Poder Ejecutivo Nacional [5], estableciéndose que se use exclusivamente el diseño original, [como dice] en su artículo 5°: "En adelante se adoptará como representación del Escudo Argentino, la reproducción fiel del Sello que usó la Asamblea General Constituyente de las Provincias Unidas del Río de la Plata, el mismo que ésta ordenó, en sesión de 12 de marzo de 1813, usase el Poder Ejecutivo. Se reservará y usará como Gran Sello de la Nación, el diseño del Sello de la Asamblea de 1813, es decir, conservando la región coronaria comprendida entre las dos elipses de la figura". Firman FARRELL, Luis C, Perlinger, César Ameghino, Juan Perón, Alberto Teisaire, Diego I. Mason, Juan Pistarini.


Versión "canónica" del Escudo Nacional

Existen divergencias acerca de quién fue realmente el autor del diseño respectivo. Ha sido atribuido al mismo Donado, al tallador Rivera, al artista peruano Isidro Antonio de Castro y a Bernardo de Monteagudo, entre otros, pero siempre haciendo la salvedad de que no existen constancias concluyentes que permitan sostener con total seguridad a quién de los nombrados cabe asignarle la paternidad del escudo.

Simbología

El escudo, en forma de óvalo (elipse), tiene como elementos:

- Una corona (símbolo de gloria y victoria) que lo rodea externamente, formada por dos ramas de laurel verde (sinople en Heráldica), sentadas y unidas en grupos de a cuatro, pero a su vez dividida por pares de hojas opuestas. La rama izquierda es de diez grupos de hojas más una solitaria en la punta superior, totalizando 41 (21 abajo y 20 arriba); mientras que la rama derecha es más larga, pues es la que cubre la cara del sol y tiene 48 hojas distribuidas en 11 grupos de 4, uno de 3 y finalmente, en la punta, una hoja solitaria. Las ramas en la parte superior del escudo se tocan en sus extremos, cubriendo en forma parcial la zona inferior del sol; mientras que en la base del óvalo están cruzadas y enlazadas a modo de corbata, por un moño de cinta con los colores argentinos, cuyos extremos rematan a manera de borla. Es de destacar que el diseño de laurel utilizado es muy particular, pues como se señala en el "Guión de los Símbolos Patrios", la disposición no responde a los esquemas clásicos del llamado "laurel noble" o "de Apolo".

- Un sol amarillo (oro en Heráldica, símbolo de la nueva nación que surge, de gloria, esplendor, verdad, majestad, prosperidad) de 32 rayos, figurado (es decir, con rasgos humanos), en posición meridiana (del mediodía, ni reciente, ni poniente), sobresaliendo por detrás de la corona en la parte superior o cabecera del óvalo (llamada "timbre"). De estos, solamente se ven 11 rectos y 10 flamígeros alternados, de los cuales los dos inferiores sobre la corona y el central superior son rectos. Las proporciones conforme al modelo oficial son: sol de 27 mm de diámetro; rayos de 17 mm de largo [ 17 : 27 ] = 0,6296 (es decir, casi 2/3).

- Un gorro frigio rojo (o gules, símbolo de libertad e igualdad) llevado en una pica sostenida por dos manos derechas estrechadas (simbolizando la unión) con sus correspondientes brazos (desnudos e inclinados hacia arriba a 45 grados). El gorro ocupa la parte central superior (jefe) azul y la pica, vertical, no debe tocar el pie de la elipse.

La polémica

Al igual que sucede con nuestra Bandera,  [respecto de la que] existen varias vertientes de opiniones referentes al color azul celeste de sus pliegues y a la forma del sol, también en referencia al Escudo Nacional existe discusión sobre la diferencia entre algunas representaciones del escudo en diferentes organismos y lo establecido por la Ley 10.302/44 señalada anteriormente.


La desafortunada versión de Guerrini

Sebastian Guerrini [6] es el autor de la versión gráfica hoy en uso del Escudo Nacional Argentino. Se ha polemizado mucho sobre esta imagen; uno de los principales críticos es Walter Oscar Van Meegroot [7], titular del portal de Heráldica Argentina [quien] sostiene: «Las diferencias en el escudo "nuevo" son notorias; aunque tiene los mismos elementos hay cambios notables: el sol, los laureles, la posición de los brazos, la cinta argentina inferior y el moño que forma,  la divisoria de ambos cuarteles y sus esmaltes, la pica y el gorro frigio, todo semejante pero distinto y no está amparado por ninguna modificatoria al decreto 10302 / 44. Como era de esperar el Ejército Argentino lo considera "copia fiel" del sello del año 13 ya que bajo su régimen de facto se aprobó el decreto 1666 / 78 que a diferencia de tantos otros ningún gobierno democrático desde el 10 diciembre 1983 a la fecha ha objetado o derogado».



Notas 

[1] Según la Real Academia Española: Simbología - (De símbolo y -logía): 1. f. Estudio de los símbolos. 2. f. Conjunto o sistema de símbolos.

[2] Según la Real Academia Española: Heráldica - (De heráldico): 1. f. Arte del blasón. / Blasón - (Del fr. blason): 1. m. Arte de explicar y describir los escudos de armas de cada linaje, ciudad o persona. 2. m. Cada figura, señal o pieza de las que se ponen en un escudo. 3. m. escudo de armas. 4. m. honor (‖ gloria).

[3] Los armoriales son colecciones de escudos de armas pintados o descriptos, con indicación de las personas o linajes a los que pertenecen, presentados en forma de libro, rollo o pergamino. La costumbre de formarlos nace en el siglo XIII en el ámbito anglofrancés, fundada en la admiración hacia los grandes personajes, [a quienes] les gustaba que [sus escudos de armas] fueran reconocidos. En los reinos españoles se desarrolla principalmente en Castilla, pero sobre diferente base cultural: se aprovecha el valor ornamental de las "armerías" [que] llevan aquí una representación más familiar que individual, todo lo contrario de lo que sucedía en la costumbre anglofrancesa. Aparecen estas costumbres –en el Reino de España- a partir del segundo tercio del siglo XIV, introduciéndose por Navarra y Cataluña. De allí pasarán a América.

[4] Estadista, escritor, abogado, legislador y estanciero. Nació en Rosario; estudió en el Colegio Nacional Buenos Aires; desde temprana edad se sumergió en la vida del servicio público y de los cargos oficiales a los que se dedicó con todas sus energías, así como a su carrera de periodista (...).   Sus tres nombramientos como ministro de Relaciones Exteriores y su actuación en Estados Unidos de Norteamérica como representante diplomático, el alcance poco común de sus energías, sus intereses, su talento y la fuerza y el volumen de sus escritos sobre asuntos de interés público provocaron un fuerte impacto en la vida de la nación y en especial en sus aspectos internacionales. En 1877, Zeballos se rehusó a aceptar el plan de conciliación ideado por los lideres políticos, incluidos Mitre y Alsina; y, si bien sólo consiguió el apoyo de unos pocos, en 1879 llegó a ser legislador en la Cámara de Diputados de Buenos Aires. En el ocaso de su vida Zeballos volvió a oponerse (...)  al predominio norteamericano; murió en Liverpool, el 5 de noviembre de 1923; a un mes de su muerte, Rodolfo Rivarola pronunció su panegírico en Buenos Aires. Zeballos fue escritor toda su vida; colaboró en varios diarios y revistas; su obra periodística más importante fue escrita para El Nacional, del cual fue fundador, y para La Prensa, al que estuvo vinculado muchos años.  Publicó sobre varios temas, como por ejemplo: "Zálida" (novela), "Viaje al país de los araucanos" (diario de viajes), "El escudo y los colores nacionales" (historia), "Misiones, Justicia internacional positiva" (derecho), etc. Su "Revista de Derecho, Historia y Letras" (1898-1923) constituye un monumento a su persona; sus setenta y seis volúmenes (...) contienen ensayos serios de interés académico o público escritos por Zevallos.

[5] En la década del '40 el escudo se representaba con una rama de olivo a la derecha y de laurel a la izquierda pero con el correr de los años, fueron introduciéndose modificaciones en grabados y documentos. Algunas de ellas consistieron por ejemplo en colocar al sol 'cara de angelito' o alterar el número de sus rayos, variar la proporción de la elipse, la inclinación del gorro frigio, etc. Ante esa situación las autoridades de la Revolución de 1943 decidieron poner fin a las modificaciones caprichosas y la falta de uniformidad mediante el Decreto Nº 10.302 del 24 de abril 1944, estipulando: "Que el Escudo , la Bandera y el himno son símbolos de la soberanía de la Nación y de la majestad de su historia"; en el artículo 5º [la norma] establece [que] será "copia fiel del sello del año 13", conservando la región coronaria comprendida entre las dos elipses de la figura y transformando la rama de olivo diestra en una de laurel.

[6] Nació en 1965. Estudió en Argentina (UNLP), Holanda e Inglaterra. Recientemente se doctoró investigando sobre el vínculo entre identidad nacional e imagen institucional. Ha realizado diseños de imagen, identidad y comunicaciones en América Latina, Estados Unidos, España, Portugal, Italia, Irlanda, Inglaterra, Suiza y Alemania. En 2008 gana el concurso internacional para el diseño de la imagen y comunicaciones de la Organic World Foundation (Alemania). En el 2009 [gana] el primer premio del concurso de diseño de la marca que representa a su país en la Feria del Libro de Frankfurt 2010, donde Argentina es el invitado de honor. En Argentina, diseñó entre otros trabajos la identidad visual de la Presidencia de la Nación Argentina, Ministerios y Secretarías de Estado junto a la versión gráfica hoy en uso del Escudo Nacional Argentino.

[7] Médico Cirujano (retirado) - Webmaster aficionado. Ha obtenido la doble ciudadanía, argentina y belga (desde agosto de 2003). Nació en agosto de 1933 en Alcorta, Provincia de Santa Fe; estudió en el Colegio Nacional Deán Funes de Córdoba (Mejor Bachiller Promoción 1951) [y en la] Universidad Nacional de Córdoba [donde se recibió de] Médico Cirujano. Realizó en U.S.A. [e] Inglaterra postgrados en neurocirugía. Se ha dedicado al estudio de Genealogía y Heráldica.

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